La inflación es un fenómeno económico que se caracteriza por el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en un país.
Este incremento de precios suele ser una respuesta a los esfuerzos de diversos actores del mercado por obtener mayores beneficios económicos.
Entre las causas de la inflación se encuentran el aumento en la demanda de bienes que los productores no pueden satisfacer completamente, el aumento en los costos de producción y el crecimiento en la cantidad de dinero en circulación.
Para medir la inflación se utiliza un indicador conocido como el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que se basa en una canasta de productos y servicios representativos del consumo en el país. Esta canasta se actualiza periódicamente y los precios se ponderan según su importancia en la vida cotidiana de la población. En Chile, por ejemplo, el IPC incluye 321 productos diferentes, con diferentes niveles de relevancia.
La inflación es un fenómeno constante en las economías y puede tener diversos efectos en la producción, el empleo, la distribución de la renta y el comercio internacional, dependiendo de cómo sea gestionada por el gobierno. Además, con el tiempo, la inflación reduce el valor de la moneda local, lo que significa que el mismo dinero no podrá comprar la misma cantidad de bienes y servicios en el futuro.
Sin embargo, es importante destacar que la inflación no es necesariamente perjudicial en todos los casos. Las economías suelen adaptarse a ella, y los individuos pueden tomar medidas informadas para proteger su poder adquisitivo, como invertir en productos de ahorro que estén vinculados al IPC o buscar tasas de interés efectivas que superen la tasa de inflación, evitando así la pérdida de valor de su dinero debido a la inflación.